Su mecanismo se ríe de ti, de todos nosotros. Hay que terminar con ellos, nos están contaminando con sus minutos, nos adormecen con sus cuartos, las horas nos ahogan. Créeme, tú eres pequeño y sabes menos de la vida, yo ya he pasado por muchas dictaduras de esferas y manillas que ahora estarán oxidadas.
¡Relojes, harpías del tiempo! ¡Relojes, harpías del tiempo!

miércoles, 12 de abril de 2017

ENTREVISTA EN "NARRATIVA BREVE"


Francisco Rodríguez Criado: Relojes muertos es una novela intensa, volcada en el estudio psicológico de personajes intempestivos, algo así –creo yo– como un ensayo narrativo sobre los oscuros recovecos de la psiquis. La novela nos permite asomarnos desde un balcón cercano a los mundos interiores, tormentosos, de personajes rayanos en la locura. Me gustaría saber de dónde procede tu interés por la locura (al menos como tema literario), y en qué te has apoyado a la hora de retratar psicológicamente a los personajes del libro. 
Eva María Medina: Que consideres mi novela como un ensayo narrativo sobre los oscuros recovecos de la psiquis, me halaga. No recuerdo dónde leí que los temas, las historias eligen al autor, y no al contrario. En la escritura el inconsciente juega un papel relevante, llevándonos por caminos que nunca pensaríamos que transitaríamos. A mí este tema siempre me había interesado, muchos de mis relatos —como «Tan frágil como una hormiga seca» y «Ser el otro»— comparten esta misma obsesión.
Me preocupa esa línea tan fina que existe entre cordura y locura, lo fácil que es traspasarla y verse al otro lado. Me inquieta el sufrimiento de los enfermos mentales, el rechazo social, lo difícil que es la convivencia con ellos, el ostracismo al que la propia enfermedad y la sociedad los retrae, la frustración del que quiere ayudar y no sabe cómo… Quería ponerme en la piel de un esquizofrénico, hacerme las preguntas desde dentro del personaje, y contestarlas, o intentar hacerlo, dejando puertas abiertas para que el lector libremente las cruzase.
Para conseguir meterme en la piel del personaje principal, y de algunos secundarios, para crear personajes verosímiles, tuve que documentarme sobre las enfermedades mentales, en especial la esquizofrenia. Me fueron de gran ayuda ensayos como Sobre la locura de Fernando Colina o Genio artístico y locura. Strindberg y Van Gogh de Karl Jaspers, donde su autor desarrolla un estudio comparativo de las trayectorias vitales y artísticas de Strindberg, Swedenborg, Hölderlin y Van Gogh, incluyendo una indagación estricta sobre las relaciones entre locura y creatividad artística. Sin embargo, fueron los libros de ficción que abordaban este tema los que más me influyeron. Grandes novelas como El atestado de J.M.G. Le Clézio, Mi alma en China de Anna Kavan, Huida a las tinieblas de Arthur Schnitzler, Sophia de Colin Thubron, Delirio de David Grossman, Inferno de August Strindberg, Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey, Delirio de Laura Restrepo, y Tierra de David Vann.
Estas y otras lecturas me acercaron al problema subrayándome aspectos de su psique comunes en estos enfermos: sus alucinaciones (sobre todo auditivas), el desdoblamiento que pueden llegar a sufrirsu relación directa con un ser superior, que suele ser Dios, llegando incluso a sentir a ese ser superior dentro de ellos («Una especie de religión se ha creado en mi interior», nos cuenta el narrador protagonista de Inferno de Strindberg). Alteraciones en la percepción: objetos que se trasforman y les hablan, «una farola canta» en Inferno; «el blanco, al moverse, se animaliza. El negro se negrifica» percibe Adam, el personaje principal de El atestado de Le Clézio, el cual también escucha «el murmullo de una caída vecina de motas de polvo, en alguna parte debajo de un mueble.» Se creen víctimas viviendo un destino prefijado; carteles, señales, anuncios o sueños predicen su destino. Reciben malos o buenos augurios. A veces se sienten dirigidos por otra persona. El loco, al igual que el alcohólico, tiene momentos de una afinada cordura, pero también sufre embotamiento. Manía persecutoria, vértigo, mareos, angustia, insomnio, obsesiones, miedos, premoniciones, ansiedad, ira, tendencia a discutir, violencia y desinhibición (se impone el inconsciente, rompiéndose el encorsetamiento civilizatorio) suelen formar parte de su vida.
El psiquiatra y ensayista Fernando Colina en su libro Sobre la locura nos explica:
«En su polo esquizofrénico, en cambio, es el temor al contacto con el otro, vivido como invasor y maléfico, lo que le arrastra a la soledad pasiva y al desinterés por el mundo. Pero también el esquizofrénico puede reaccionar en sentido contrario, cuando a veces se agita y se disocia en una vertiginosa movilidad que no encuentra motivación».


Para leerla completa: https://narrativabreve.com/2015/03/entrevista-a-eva-maria-medina.html

2 comentarios:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Enhorabuena!! Si es que leerte es como volar, da miedito al principio pero luego no quieres bajar, jeje.

Un besito.

Eva María Medina Moreno dijo...

Gracias, amiga, eres un encanto. ¡¡Besos!!