El narrador y protagonista de esta historia es Gonzalo Márquez, le conocemos en el hospital, le acompañamos cuando sale, cuando intenta retomar el tiempo perdido antes de su internamiento, enfrentarse a la vida buscando el sentido de sí mismo y cuanto le rodea. Le vemos a través de sus ojos casi pegados a sus retinas, también le escuchamos, le percibimos a veces a ritmo de reloj. El tic tac de la cotidianidad enfrentada con los demás, con los nimios detalles que llegan a él, a magnificarse en él frisando la sutil frontera entre realidad y esquizofrenia, entre vivido y soñado.
Gonzalo va palpando los estertores de un tiempo distinto, un devenir con tintes trágicos, un monólogo interior para entender y entenderse. Llega a preguntarse ‘Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?’ al hilo de la lectura de Milan Kundera, de la novela ‘La insoportable levedad del ser’, presente en sus reflexiones.
La memoria, los recuerdos, el tiempo y la percepción de la realidad cuando afirma: ‘Solo quedaba la memoria, resignarse a los recuerdos, tan volátiles’. Y de entre esa amalgama surge el ‘desdoblamiento’ para componer su identidad a ojos del lector, la mirada que mira, pues él mira, observa, indaga y sigue viendo al cerrar los ojos o con los ojos abiertos.
Una novela corta, brillante por su argumento y trazado narrativo, ágil y al punto, reflexiva.
Ginés J. Vera
Fuente:http://librosenlamaleta.blogspot.com.es/2016/08/relojes-muertos-de-eva-maria-medina.html
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