Unos párpados que se abren y se cierran. Pequeños trozos de carne, piel escurridiza que se tensa y destensa. Si permanecen cerrados, desapareceré, desintegrándome en átomos diminutos. Lucho. Esos trozos de piel son mi única apertura.
Si al bajar los párpados cierro los ojos, me introduciré en ellos y dejaré de existir. Al cerrarlos desapareceré, también los ojos. No quedará nada, sólo una mota de polvo; esencia de lo que fui. Esa mota se desvanecerá, mezclándose con el entorno.
¡Parpadea, parpadea!

Esa sensación de que cuando uno cierra los ojos, todo desaparece y tal vez, uno también... Perfecto!
ResponderEliminarEl miedo excelentemente escrito.
Muchas gracias Lidia.
ResponderEliminarA mi me ocurre muchas veces lo contrario, es cuando cierro los ojos, cuando me escondo tras los telones de la peor de las obras teatrales, cuando realmente encuentro mi existencia.¿Cuando soy o no soy? cuando abro los ojos o cuando los cierro???
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